Cólera
Náuseas agudas provocaban vómitos violentos y diarreas; las deposiciones se convertían en un líquido blancuzco descrito como agua de arroz hasta que no salía nada salvo líquido y fragmentos de intestinos. Después sobrevenían unos calambres feroces y un deseo insaciable de beber, seguidos de un estado de postración. Deshidratado y cercano a la muerte, el enfermo presentaba la clásica fisonomía del cólera: labios resecos y cianóticos en un rostro hundido y marchito.
En 1854, Filipo Pacini, profesor de anatomía de la Universidad de Florencia encontró una gran cantidad de vibriones en cadáveres de coléricos, siendo el primero en hacer una descripción detallada de las características de la bacteria Vibrión Cholerae o Vibrión Comma. El médico e investigador venezolano Luis Augusto Beaperthuy también encontró vibriones en las heces de los coléricos sobrevivientes a la epidemia de cólera que azotó a Venezuela en la segunda mitad del s. XIX. Pacini y Beaperthuy hacen una descripción simultánea del agente causal del cólera, en 1854, unos treinta años antes que Robert Koch, a quien no obstante se le atribuye el descubrimiento del cólera morbus.
El cólera es una noxa recurrente que se presenta en brotes. Se reconocen hasta seis brotes entre 1863 hasta 2013, y los lugares van desde Alemania en 1892 hasta República del Congo en 2013. Desde mediados del siglo XX hasta nuestros días existen focos de cólera tanto en Asia como países suramericanos. La medida preventiva en caso de visita a lugares endémicos de cólera es la vacuna existente.