Lepra
De morbi-mortalidad frecuente en la edad media, la lepra fue considerada incurable y socialmente vergonzante, al punto que se excluía de la vida social a los leprosos confinándolos a nosocomios exclusivos para los que padecían la enfermedad, llamados leprocomios. Con la aparición en Europa de la peste bubónica, muchos enfermos de lepra murieron contagiados por la llamada entonces peste negra, razón por la cual disminuyó la enfermedad a finales del año 1400.
Se sabe fehacientemente que muchas de esas personas que fueron segregadas en esas comunidades, y presumidos de tener lepra, en realidad acusaban sífilis, que sí es altamente contagiosa. La lepra, que no es contagiosa, tiene a aproximadamente al 95% de la población mundial con inmunidad, y luego de sólo unos días de tratamiento no se sufre más la infección. Los tratamientos contra la lepra surgieron en 1939 con la introducción de la sulfona y la dapsona y sus derivados. En la década de los años 80 del s. XX los laboratorios farmacológicos produjeron la terapia multidroga que ha resultado de utilidad clínica, al punto de que el período de tratamiento es breve y muy eficaz.