Peste Bubónica
Se demostró en su momento que era propagada por las ratas que proliferaban en los barcos mercantes que provenían del mar Negro transportando cereales. La peste bubónica había empezado a difundirse en China, durante el año 1335, y siguiendo la ruta de los mercaderes se propagó a Crimea, Constantinopla, Mesopotamia, Arabia y Egipto.
Era tal la morbi-mortalidad de la peste bubónica que sólo en Constantinopla (hoy Estambul) aniquiló una cuarta parte de la población. La también llamada peste o muerte negra (el enfermo padecía vómitos de líquidos oscuros) empezó a extenderse por Europa, introduciéndose por Mesina (Italia) cuya ciudad fue abandonada en masa por temor a contagiarse de los marineros que venían del Mar Negro ya contagiados. Datos estadísticos reportan que mató a cerca de 20 millones de personas, aproximadamente la cuarta parte de la población de Europa, entre los años 1346 y 1350. Representa, hasta ahora, el mayor número de muertes provocado por una sola epidemia en toda la historia de la humanidad.
La peste bubónica para Guy de Chuliac “Se presentó en dos formas. La primera empezaba manifestándose como una fiebre intermitente acompañada por esputos de sangre a partir de los cuales el enfermo solía morir a los tres días. El segundo tipo duraba cinco días con fiebre alta, abscesos y carbúnculos, principalmente en las regiones axilares y las ingles.
A partir de los abscesos la persona solía morir en cinco días. Es tan contagiosa la enfermedad que nadie puede acercarse al enfermo, ni siquiera verlo, sin adquirir la enfermedad. Los padres no visitaban a los hijos ni los hijos a los padres. La caridad era cosa muerta y la esperanza, perdida.”
La primera recomendación era escapar de la región donde hubiera la enfermedad. De no poder hacerlo, se recomendaban toda clase de purgantes, sangrías, purificaciones del aire con fuego, mitigar los humores con arsénico, tonificar el corazón con hidratantes y combatir la putrefacción con ácido acético. Se calcula que la peste bubónica acabó con el 60% de la población total de Europa.
Mucho tiempo después se sabría que la enfermedad es trasmitida por una bacteria, la Yersinia Pestis, denominada así en homenaje al bacteriólogo suizo Jean Alexandre Yersin, quien la descubre. Se transmite al humano por la picadura de la pulga de la rata conocida como Xenopsylla Cheopis. Casi erradicada, se reportan aún focos resistentes de peste bubónica en zonas desérticas de Brasil, y algunas zonas de Asia y de África. En la virtual erradicación de esta noxa infecciosa, ha contribuido enormemente el descubrimiento de los antibióticos, como la estreptomicina, la gentamicina y la tetraciclina, que actúan eficazmente contra la enfermedad. Si en el año 1300 la peste bubónica acabó con la vida de 20 millones de personas, hoy sólo se registran unos 3000 casos al año de haber contraído la enfermedad sin ninguna mortalidad. No lo hubiera creído Gay de Chuliac.