Sífilis
Existen muchas otras tesis sobre la forma en que se originó y propagó la sífilis en el mundo. La teoría primigenia sostiene que las lesiones en esqueletos de la edad neolítica se deben a la sífilis. Incluso en esqueletos del s.II aC en territorio ruso, con lesiones óseas patognomónicas, algunas confundidas con lesiones lepromatosas. Quizá el mismo Hipócrates fue quien habría descrito los síntomas de la sífilis en su etapa terciaria. También en las ruinas de Pompeya (la mítica urbe que fue enterrada en el año 79 por efecto del Vesubio) se han encontrado esqueletos con signos que podrían ser de sífilis congénita.
Otra acepción sostiene que la sífilis era una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS) del Nuevo Mundo que la tripulación de Cristóbal Colón habría llevado a Europa. Sus proponentes dicen que está demostrado que hay esqueletos de nativos americanos precolombinos con lesiones sifilíticas y vinculan a la tripulación del primer viaje de Colón (1492), la primera oleada de contagio en territorios europeos, con la epidemia de sífilis en el sitio de los alemanes contra Nápoles (1494).
Lo cierto es que la sífilis es una forma de infección tropical de la piel, los huesos y las articulaciones, causada por la bacteria espiroqueta Treponema pertenue. Otras treponematosis son el bejel (Treponema endémicum), la pinta (Treponema caráteum), y la sífilis (Treponema pálidum). De acuerdo con Crosby, las diferentes condiciones ecológicas producen distintos tipos de treponematosis, y con el tiempo generan enfermedades relacionadas pero diferentes. Desde que apareció en Nápoles, la enfermedad literalmente barrió Europa, con tasas de morbimortalidad elevadas. “En esa época, las pústulas de la sífilis frecuentemente cubrían el cuerpo desde la cabeza a las rodillas, haciendo que se desprendiera la carne de la cara de las personas, y matando en pocos meses.” No existían los antibióticos para combatir esta enfermedad infecciosa cuya otrora elevada morbi-mortalidad está bajo control epidemiológico en el siglo XXI.